El Teatro Municipal, casa histórica de muchos personajes

Occidente, D. (1987). Obra teatral, "La Orgía" de Enrique Buenaventura.. Quito, Ecuador: Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero.
Diario Occidente. (1987). Obra teatral, «La Orgía» de Enrique Buenaventura. Quito, Ecuador: Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero.

Laurasofía Polanco-CBN.- El poeta Federico García Lorca decía que “ el teatro es poesía que sale del libro para hacerse humana”. Y es precisamente en las tablas donde los personajes cobran vida. En Cali, el arte dramático llegó cuando el Teatro Enrique Buenaventura sirvió de casa para muchas compañías de todo el mudo.

Para la temprana década de 1900, Cali era una ciudad de palpable progreso material. Recién cumplía siete años como la capital vallecaucana, y el nacimiento de una ciudad de apellidos que llevan ya varias décadas sonando en el marco político de Colombia, como los Holguín, con su ilustre ancestro presidencial Jorge Holguín Mallarino. Sin olvidar, a la élite industrial enraizada en tierras caleñas: Álvaro y Alfredo Lloreda Caicedo, Jaime H., Álvaro H. y Belisario Caicedo González y Alberto Carvajal y sus hijos Matoño, Alberto y Mario. Aunque esta lista podría continuar, a este punto debe aclararse que como hombres letrados de una época después, de la Guerra de los Mil Días, y una vez reconocida Cali como la capital del departamento, los grandes hombres no encontraban entretenimiento de calidad en su ciudad. Ahí, llegó como artífice de la creación para el Teatro Municipal, Manuel María Buenaventura.

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Por allá, a comienzos del Siglo XX, deambulaba por Panamá una compañía dramática de origen español. Don Tomás Arias, quería traerla a Cali, pero no había teatro. Obviamente la compañía jamás llegó a Cali.

Un músico italiano de apellido Bracale, aventuraba por Suramérica. Su espectáculo llamaba “La Ópera Bracale”. El músico era amigo de Don Manuel María Buenaventura, un caleño que oficiaba como líder cívico en la época. Este trajo a Cali la Opera Bracale, la cual se presentó en un local casi en ruina y que no cumplía las funciones de un teatro. El italiano Bracale constató que en Cali había afición por las artes escénicas pero no había teatro.

Esta circunstancia animó a algunos caleños para que iniciaran la construcción de un espacio destinado a las actividades teatrales. Todos los espectáculos eran, como ha de suponerse, en carne y hueso, porque no había tal cosa como una sala de cine.

Un paisa era dueño de una inmensa casona ubicada en la carrera quinta con calle séptima. Cuando toda su familia contrajo lepra, la casona quedó abandonada, y sus moradores se refugiaron en el pueblo de Agua de Dios, municipio de Cundinamarca, al cual llamó un poeta “La Ciudad del Dolor”.

El abandono de la casa animó a Ignacio Guerrero, Manuel María Buenaventura, Francisco Ospina, Rafael Borrero, Juan de Dios Restrepo, Blas Escarpeta y Carlos Mercado a constituir la junta constructora del teatro en este inmueble abandonado por aquel paisa. Los planos fueron entregados a dicha junta por los ingenieros Francisco Ospina y Rafael Borrero Vergara, el 19 de Marzo de 1918.

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El teatro fue entregado al Concejo de Cali debidamente terminado el 13 de mayo de 1940, pero su construcción se había iniciado el 9 de abril de 1918. Se trató de una magna obra de ingeniería de la época. Colombia era un país absolutamente campesino donde ni siquiera se fabricaban las tejas adecuadas para dicha construcción. Manuel María Buenaventura relata que las tejas de asbesto fueron traídas desde los Estados Unidos en barco, obviamente. La gloria de la junta constructora consistió en que ellos pusieron la primera piedra, pero también pusieron la última teja.

El 30 de noviembre de 1927, cuando el Teatro aún estaba en construcción se presentó en Cali, “La Ópera de Bracale” con Il Trovadore de Guieseppe Verdi. Hubo ocho representaciones. El tenor principal se llamaba Hipólito Lázaro.

El periódico El Correo del Cauca registró el acontecimiento como la gran noticia cultural del año. En la nota periodística aparecieron fotografiados los miembros de la Junta Constructora, la fachada del teatro y un aviso de cuarta de página que decía en grades letras ASI LA VIDA ES UNA DELICIA, FUME USTED ORIENTALES Y VAMPIROS.

El Teatro Municipal tiene capacidad para 1.335 personas. Su decoración fue realizada por el pintor bogotano Ramelli Adriani, hijo de Luigi Ramelli, quien había venido al país para decorar el Palacio de Nariño. Era un restaurador de altares. Por eso, los frescos que se observan en el teatro tienen en su mayoría inspiración religiosa, a la cual se agregaron en 1937 las pinturas del maestro payanés Efraín Martínez, por cuya obra se hizo una reinguración el 30 de mayo de 1940, fecha oficial en que el Teatro fue formalmente entregado al Concejo de Cali.

Por esas tablas, debajo de aquellas tejas importadas hace ya más de 85 años, se han presentado desde las tragedias griegas encarnadas en actores de todas las procedencias, hasta los monólogos más cómicos de la vida contemporánea. Si esas paredes pudieran hablar, y los personajes de los fresco pudieran salir a contarnos a quienes han visto actuar, bailar o interpretar, cómo reían aquellos sopranos y dramaturgos que iluminaron el escenario, cómo se preparaban los rostros más talentosos del viejo y del nuevo continente para salir detrás de las cortinas y recibir aplausos de multitudes.

Fuente: 60 años Teatro Municipal Cali, escenario de acontecimientos. 1987. Sandro Romero. Printer Colombia.

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