marzo 19, 2025

«Gagarine» (2020), la entrada al Festival de Cine Francés en La Tertulia

Por Camilo Ospina Rodríguez – CBN

Gagarine (2020) es una película francesa dirigida por Jérémy Trouilh y Fanny Liatard. Su historia gira en torno a Yuri, un adolescente de 16 años quien ha vivido siempre en las Torres Gagarin, un proyecto de vivienda situado a las afueras de París y que se inauguró hace más de 50 años por un astronauta.

Yuri, quien también quiere ser astronauta, descubre que el gobierno ha planteado la demolición de las torres y la reubicación de las personas que viven en ellas. Tras hablar con su amigo Houssam y reclutar a su vecina Diana, los tres personajes se embarcan en una misión para salvar su hogar.

A grandes rasgos, la película ha sido alabada por sus personajes inolvidables, una fotografía bien diseñada y una historia que se desliza entre el documental y la ficción. Esto le ha valido una proyección en el Festival de Cine de Cannes, un premio por ser el filme debut de su director y directora, y otro premio a mejor actor para quien encarna a Yuri, el joven Alseni Bathily.

Ahora, un año después de su estreno, Jérémy Trouilh y Fanny Liatard han venido a Colombia, específicamente a la ciudad de Cali, para abrir con su película el Festival de Cine Francés que se llevará a cabo en la cinemateca de La Tertulia.

Después de disfrutar de la película, que no puedo dejar de recomendarles, tuve la oportunidad de conversar con Jérémy y Fanny sobre el bello proceso de dar a luz esta película y, más aun, la dificultad que significa transitar hacia la adultez.

Del reportaje al relato

«Esta es una película que, por así decirlo, ha crecido con ustedes», les comento a Jérémy y Fanny como preámbulo de la pregunta. Y agrego «Es su primer largometraje y es su carta de presentación al mundo audiovisual. Por eso, quisiera saber un poco sobre la historia de la película. ¿Cómo fue sentarse en frente de una hoja en blanco y dar a luz a todo este universo que han creado?».

Tras un breve silencio, Fanny comienza la respuesta. «Jérémy y yo no vivíamos en París, pero somos muy amigos desde hace 15 años», me comenta con la mirada perdida, como quien trata de agarrar un sueño que se le desliza de las manos de la memoria. «Hace 7 años llegamos a París con ganas de hacer cine, teniendo la única complicación de no saber absolutamente nada de cine. Encontramos las Torres Gagarin, por suerte, porque unos amigos arquitectos nos invitaron a hacer retratos de las personas que habitaban allí y que iban a ser reubicadas por la demolición de las Torres. Pero apenas llegamos al sitio nos enamoramos de su arquitectura», afirma la directora mientras nos regala una ligera sonrisa. Y continúa diciendo «También nos enamoramos de su historia: 500 personas que tenían que partir de su hogar con un futuro incierto».

La directora, Fanny (de azul), y el director, Jérémy (de verde), de Gagarine (2020). Foto: Camilo Ospina Rodríguez.

«Iniciamos con un cortometraje. Aplicamos a un concurso de guiones y quedamos. Fue mágico, porque nos acordamos faltando tres días para el cierre de convocatoria», dice ella, echándole una mirada a Jérémy como diciéndole ‘Habla tú también’. Como no recibe respuesta, continúa con su comentario: «Cuando nos sentamos frente a la hoja en blanco, sentimos mucha libertad y amor. Queríamos decir algo sobre la belleza de ese lugar y la dificultad de simplemente quitarlo. Fue ahí cuando nació la idea de un joven que ve a este edificio como una nave espacial». Aquí, Jérémy se une a la conversación: «Nos dimos cuenta que el corto no era suficiente para decir todo lo que queríamos decir. Queríamos explicar por qué este joven no quería irse de las Torres, queríamos explorar la sensación de hogar y de familia, y ahí nos encontramos con una productora, Haut et Court, que nos dio la libertad para hacer un largometraje y nosotros escogimos Gagarine».

Jérémy me mira y yo comprendo que se está preguntando si su respuesta es demasiado larga, de modo que lo incito a continuar con su comentario. Viendo la luz verde, el director anota: «Para escribir este guion, el del largometraje, nos demoramos casi 4 años. Fue un proceso mucho más largo, pero con la misma voluntad de trabajar con la población. Queríamos conectar con las personas de las Torres y todo eso alimentó la ficción que estábamos creando».

La nostalgia en las despedidas

«Esta película es nostálgica», les digo con una sonrisa en mi rostro que se pierde en el tapabocas que llevo puesto. «Yuri, su personaje principal, no solo no quiere dejar ir su hogar, también se resiste a entrar en la adultez. Yo siento que ese tema, el de las despedidas que tenemos en nuestra vida, ya sea del hogar o de los niños que alguna vez fuimos, recorre la película. ¿Esa relación del hogar con la niñez fue intencional o resultó de manera espontánea?», pregunto.

Jérémy toma la batuta esta vez. «Claro, el adolescente que se hace adulto es una exploración que queríamos hacer. Queríamos preguntarnos si, cuando nos hacemos adultos, logramos conservar nuestros sueños de niños. Por eso Yuri se permite soñar. Por eso sus sueños se manifiestan en su mundo, en las Torres», anota el director. Y Fanny apunta enérgicamente: «Siempre quisimos mantener un equilibrio entre el realismo del documental y la fantasía de los sueños. Y nos referíamos a esta película, al menos en Francia, como realismo mágico». Ante ese comentario, no tenemos más opción que reírnos.

Por mi parte, concuerdo con la directora en que hay algo de realismo y hay algo de magia en Gagarine (2020), pero creo que es la mezcla adecuada entre ambas perspectivas lo constitutivo del cine en tanto arte. Lo que sí tengo claro es que esas son otras discusiones que me quiero ahorrar. Disipo mis pensamientos y, tras la despedida protocolar en la que les agradezco por la película y la buena charla, siento un extraño sentimiento de pérdida. Vaya uno a saber por qué será.