“Nosotros vivíamos en Timbiquí, yo era secretario de la Junta de Acción Comunal y entonces ellos nos pidieron en el corregimiento donde vivíamos que les diéramos permiso para ellos hacer el campamento ahí, y yo me opuse, entonces me cogieron rabia y me empezaron a perseguir y tuve que huir”, señaló Luis.
Con la incertidumbre y el temor que lo arropaba salió para la Cali, una de las ciudades con mayor recepción de víctimas del conflicto armado. Cuenta que llegó a la capital vallecaucana en 1951: “cuando llegué a Cali estaba jovencito y me dediqué a sacar arena, trabajé con el Municipio en alcantarillado”.
Allí permaneció 14 años hasta que el amor de su madre se lo llevó para la costa. Ahora, al lado de su progenitora, nuevos aires rodeaban su vida, un nuevo comienzo vislumbraba y durante mucho tiempo consiguió un poco de tranquilidad hasta que en 1965 regresó el fantasma y el flagelo de la guerra tocó de nuevo su puerta, esta vez, el dinero ponía en juego su vida.
“Me empezaron a perseguir, me cobraban vacuna cada mes por dos fincas que tenía sembradas con coco. Yo recogía coco en mi casa, ellos me cobraban cuota mensual y hubo una época que no tuve, entonces me dijeron que al otro día venían y de miedo, me vine, sin traer nada”.
A pesar de tantas dificultades, a sus 86 años, Luis sigue en pie de lucha y hoy tiene una gran sonrisa en su rostro, llegó muy temprano al auditorio de la Plazoleta Jairo Varela para recibir la mejor carta de su vida, una indemnización monetaria que le ayudará a reconstruir al menos una parte de sus proyectos.
Está ayuda hace parte del programa de la Unidad para las Víctimas, a través de cartas de indemnización administrativa a 185 víctimas del conflicto armado en Cali, con una inversión por $1.450 millones.
La mayoría de beneficiarios, son adultos mayores de 74 años que han sido priorizados para recibir esta medida de reparación por parte del Gobierno Nacional y que la Alcaldía de Cali, a través de la Subsecretaría de Atención Integral a Víctimas, acompaña brindado espacios y herramientas necesarias que ayuden en la gestión.
“Desde hace seis meses que yo estoy como directora territorial de la Unidad para las Victimas en el Valle, hemos hecho una articulación con el secretario de Victimas y la Secretaría de Bienestar Social, siempre han estado dispuestos con las víctimas, hoy hemos contado con 13 personas que nos están apoyando en logística, hace una semana estuvimos en el Nuevo Latir notificando a más de 1.600 personas, víctimas de conflicto armado, y siempre la Alcaldía nos ha prestado el apoyo. De verdad, ha sido importante para el proceso y toda la labor que venimos haciendo”, aseguró Luz Adriana Toro Vélez, directora territorial para la Unidad de Víctimas.
Con gran entusiasmo Enrique Ardila, director nacional de Reparación de la Unidad para las Víctimas se dirigió a los asistentes hablando de perdón y reconciliación.
“Esto, quizás es un granito de arena para que ustedes puedan reconstruir sus proyectos y que bueno que el himno de Cali sea nuestro anhelo, nuestros padres ganaron la guerra y nosotros ganemos la paz, y no tengamos tantas víctimas del conflicto en nuestro país.
Ese mismo sentir acompaña a Luis Beltrán, quien, con certeza, compartía que una de sus mayores fuerzas es el perdón, son su armadura de batalla y ropaje: “que la venganza se acabe, no a la venganza, mí fortaleza ha sido el perdón para todos los que me han hecho daño”. Un hombre que con resistencia y lucha es un ejemplo por la capacidad de reponerse ante tantas adversidades.
Fuente: Yuliana Valencia Bermúdez / Alcaldía de Cali
