
Foto de Universidad del Valle.

En este momento varios países del mundo asisten a una preocupante invasión de caracol gigante africano (Achatina fulica) y Colombia, no ha escapado de ella. Cerca de 31 departamentos presentan problemas con la hormiga cortadora de hojas, del género Atta, más conocida como hormiga arriera.
La Universidad del Valle, con el apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC) y la Autoridad Ambiental de Santiago de Cali (Dagma) organizó, entre el 28 y 29 de mayo pasados, el II Taller Nacional sobre Hormiga Arriera y Caracol Gigante Africano: Avances y retos, durante el cual se presentaron los avances en investigación que sobre estas dos especies se han desarrollado en el país en los últimos años.
Los asistentes al taller compartieron sus experiencias y conocimientos sobre el comportamiento, estrategias de mitigación y estudios sobre estos organismos.
Sandra Valencia Giraldo, magister en Ciencias Biológicas de la Universidad del Valle, dice que “el control biológico de la hormiga (por medio de hongos) es amigable con el medio ambiente, tiene un menor costo comparado con el uso de insecticidas y menores impactos sobre la salud humana y de los ecosistemas. Pero ese control debe hacerse de forma integral junto con otras estrategias de manejo para que realmente sea efectivo”.

Estrategias como la extracción de los nidos jóvenes, resulta ser el único método 100% efectivo, ya que al eliminar la reina se interrumpe el relevo generacional de la colonia ocasionando la muerte al hormiguero al cabo de unas semanas.
Respecto al caracol, el único método de control efectivo es la recolección manual, sin embargo, se tiene conocimiento de que ha sido usado como abono por un campesino de la ciudad de Buga y que algunas personas del puerto de Buenaventura lo están consumiendo luego de una cuidadosa preparación. “Eso no tiene aún ninguna base científica, sino que hay un saber tradicional de las personas. Es necesario estudiar qué efectos tiene usar el caracol como abono, y si cocinarlo como lo están haciendo no trae problemas para nosotros, porque sería una fuente de proteína que está al alcance de todos”, concluyó el profesor Édgar Linares.
El control de la hormiga arriera y el caracol gigante africano, el conocimiento de su biología, y los posibles usos y aplicaciones dentro de la agricultura y la alimentación generan en estos momentos más preguntas que respuestas, abriendo varios campos de estudio para las secretarías de salud, las corporaciones autónomas regionales y las universidades, estudios que seguramente tendrán cabida dentro del próximo Taller Nacional sobre Hormiga Arriera y Caracol Gigante Africano y que quizá puedan mostrar las oportunidades de uso que hay detrás de aquellas especies que hoy consideramos como plagas.
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