
Por Paola Sánchez.
@paosan1
Por estos días anda de boca en boca un “concepto” que genera mucho ruido en las calles, los medios de comunicación, las instituciones educativas, las redes sociales y hasta las iglesias.
La mal llamada “ideología de género”, una tergiversación intencionada con el fin de favorecer a ciertos intereses políticos y que ahora mismo se está usando para atacar el acuerdo de paz con las FARC. Yo creía que esta campaña de desinformación se limitaba al territorio nacional, pero hace poco me enteré de este discurso manido no es exclusivo de organizaciones y líderes antiderechos colombianos (iglesia católica, iglesias cristianas, senadores, el ex procurador general, etc.). En países como México o Ecuador también están usando este mismo caballito de batalla para deslegitimar las luchas de las mujeres y movimientos LGTBI por la reivindicación de sus derechos.
Primero el género no es una ideología, es una categoría de análisis (como las categorías clase o etnia) que nace del feminismo y sirve para develar las injusticias sociales que han padecido las mujeres a lo largo de la historia de la humanidad. El género lo que vino a decir es que nuestro sistema político y sociocultural está sustentado por unas diferencias que han sido asignadas a hombres y a mujeres de manera arbitraria, y que aunque se crea que son naturales no lo son, son construcciones sociales. Y con base en estas diferencias se ha montado una serie de roles que han dejado a unos por encima de otras y que las ha condenado a ellas espacios que les quitan poder.
Y esta no es una idea, o una ideología, es un hecho; o sino miren las cifras de pobreza, desempleo, violencia, explotación laboral, explotación sexual, y encontrarán que son las mujeres las que llevan la peor parte en casi todas las problemáticas sociales, especialmente en contextos de conflicto armado. Otra prueba la encontramos en la historia, mientras que en los estados de derecho los hombres han accedido automáticamente a sus derechos, las mujeres han tenido que lucharlos y conquistarlos uno a uno: al voto, a la autonomía económica, a la educación, al trabajo, y hasta a decidir sobre su propio cuerpo.
Ideología de género el machismo, que sigue imponiendo la idea de que los hombres son superiores a las mujeres, que ha mantenido un sistema que las oprime y que ha naturalizado la violencia hacia ellas cuando se salen del molde de mujer sumisa útil al patriarcado.
Pero ¿En qué momento se asoció la famosa “ideología de género” a los acuerdos de paz con las FARC? En un momento de desesperación de los/as promotores/as del No, que ante la imposibilidad de refutar con argumentos en el debate sobre la viabilidad del acuerdo, recurren a mentiras cada vez más descabelladas para desinformar, confundir e infundir pánico entre la población.
Con la falacia de que el acuerdo de paz le entregaría el país a las FARC, quienes convertirían a Colombia en una suerte de “imperio gay castro-chavista” que va a depravar a todos los niños, están convenciendo a la gente de votar por el No.
Señoras y señores no se dejen engañar, nadie va a venir a sus casas a imponerles una preferencia sexual, ni tampoco se les impondrá a sus hijos/as en los colegios. La perspectiva de género se introdujo en los acuerdos para reconocer que la guerra ha afectado de manera diferencial a hombres y mujeres y que poblaciones como la LGTBI han sido un blanco con el que se han ensañado especialmente los actores armados. Esto lo que va a permitir es que estas personas tengan un rol protagónico en la construcción de la paz, se reconozcan sus derechos y se les repare como debe ser.
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