
Imagen tomada de istockphoto
Para nadie es un secreto que la mayoría de las organizaciones se vieron obligadas a transformar sus estrategias durante y después de la pandemia, dándole prioridad al bienestar de sus colaboradores, clientes y/o consumidores, sin dejar de lado la rentabilidad económica. Es decir, estamos en una nueva era donde las empresas se interesan por tener ser agentes de cambio en la sociedad, al igual que lo hacen por generar ingresos.
De acuerdo con un estudio de Ipsos, a escala mundial, el 67% de las personas considera importante que las marcas que eligen hagan una contribución positiva a la sociedad, más allá de solo proporcionar un buen servicio o producto. Lo que nos da a entender que este cambio tiene promotores de dentro y fuera de las organizaciones.
“El propósito en una empresa es un activo, y como tal, debemos administrarlo proactivamente, con estrategia. Cuando se ve al propósito de esta manera, se lo entiende dentro de cada decisión que vaya a tomar el negocio: a veces favoreciendo una inversión a largo plazo, sin sentirlo como un sacrificio”, señala Juan Pablo Larenas, Chief Impact & Community Officer de Betterfly. Lo anterior se ve reflejado en que, el 52% de los consumidores se sienten más atraídos por comprar a marcas que representan algo más grande que solo los productos y servicios que venden, alineándose a sus valores personales.
Empresas con propósito, como Betterfly, proporcionan una plataforma que recompensa los hábitos saludables que los colaboradores, de las empresas clientes, incorporan en sus vidas. Estas organizaciones utilizan su modelo de negocio y la tecnología como herramientas para generar un impacto positivo representado en donaciones a causas sociales y ambientales.
De acuerdo con Larenas, los avances de la tecnología móvil y de wearables permite acelerar la incorporación de buenos hábitos en la vida diaria de manera exponencial, favoreciendo y apoyando modelos de negocios innovadores que cuentan con un propósito.
“El propósito de las empresas es ser rentables, pero también impactar positivamente su entorno: logrando incrementar la resiliencia de los equipos, generando confianza con todos los stakeholders, atrayendo mejor talento, construyendo una buena reputación y haciendo que los clientes y consumidores los prefieran”, explica Larenas.
Según las bases en las que se sustenta Sistema B, Betterfly tiene un desempeño superior en la contribución al bienestar económico y social de las comunidades en las que opera. A través de este aporte la compañía, y por ende todos sus afiliados, están construyendo una prosperidad compartida y sostenible para todos.
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