
Imagen cortesía de BASF
Durante las festividades de diciembre, cada uno de los hogares colombianos empieza a planear los platos que acompañarán las celebraciones en cada una de las fechas especiales que son motivo de reuniones y reencuentros. Contrario a lo que podría imaginarse en la mayoría del país, el pollo y el cerdo son de los alimentos más apetecidos por los colombianos.
Según FENAVI, el consumo de pollo en Colombia ha crecido constantemente desde el año 2000 hasta el 2020, llegando a un consumo per cápita promedio de 34 kg de pollo. De igual forma, Porkcolombia afirma que el sector tuvo un crecimiento del 5 % durante la crisis de la pandemia, con un consumo de cerca de 20 kilos per cápita.
Ante esta demanda los productores se han preparado por meses y la cadena de producción se ha venido fortaleciendo en función de generar un producto saludable, con procesos y soluciones sostenibles. Una responsabilidad que va desde productores como proveedores de insumos.
“Durante esta época se ve un incremento de casi el 30 % en el consumo de pollo y cerdo en comparación con los otros meses del año. Nuestro compromiso con la industria es brindar los productos nutricionales con las vitaminas, orgánicos y enzimas, necesarios para que la producción de la proteína animal logre brindar todos los beneficios al consumidor. ”, Explica Mariangela Niño, consultora técnica del negocio de Nutrición Animal de BASF.
Dentro de las soluciones más importantes en la cadena de valor de la producción de proteína animal se encuentran las vitaminas, las enzimas y los minerales orgánicos. Productos que soportan el desarrollo productivo de los animales, dando como resultado pollos y cerdos de mejor calidad para el consumo humano.
Así, en primer lugar, las vitaminas son parte obligatoria dentro de la dieta avícola y porcina, ya que participan en los procesos metabólicos del animal, convirtiéndose en nutrientes esenciales para la obtención de un rendimiento positivo en la producción y calidad del producto. Por su parte, las enzimas tienen la capacidad de mejorar la disponibilidad y absorción de nutrientes que el animal no puede procesar por sí mismo, degradando las moléculas y permitiendo que el nutriente esté disponible para el organismo del animal.
Por último, se encuentran los minerales orgánicos, siendo fundamental su aporte en la formación y el cuidado de los huesos de las aves, así como en la formación sana del músculo. Entre los principales se encuentra el hierro, responsable del transporte de oxígeno a los tejidos y músculos. Por su parte, el zinc es fundamental en procesos bioquímicos relacionados con la función inmunológica, y el manganeso, es co-actor en el proceso de la síntesis de aminoácidos.
“Todos nuestros productos se encuentran en la base de la cadena de producción de proteína de origen animal. Nosotros trabajamos por ofrecer productos de alta calidad en vitaminas, minerales y enzimas que necesitan los animales para que desarrollen todo su potencial genético, bien sea para producir carne o huevos. La nutrición en la producción de proteína de origen animal es clave porque es en este proceso donde se potencializa todo el desarrollo productivo que puede brindar el animal”, finaliza Niño.
Fuente: BASF
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