En el municipio de Tuluá, fueron entregados dos polluelos de guacamayas de la especie Ara ararauna a funcionarios adscritos al grupo de Carabineros quienes, a su vez, los dejaron a disposición de la autoridad ambiental, con el fin de que fueran atendidos de manera prioritaria, pues estos dos individuos presentaban evidentes problemas por el estrés del cautiverio.
A pesar de las fuertes campañas realizas por la CVC y entidades aliadas, personas inescrupulosas no entienden el daño que realizan cuando extraen especies de su hábitat natural. Las dos guacamayas estaban recibiendo una inadecuada alimentación que las descompensó y si no hubieran sido atendidas, era inevitable su muerte.
Nuevamente, la CVC hace un llamado a la comunidad para que no se compre fauna silvestre, pues es un delito ambiental. En la mayoría de los casos es sacrificada la madre para poder comercializar dichas especies que pasan por muchas situaciones lamentables antes de llegar al comprador final, como mala alimentación y pésimas condiciones de transporte desde sus lugares de origen, así como un posterior hacinamiento.
La fauna silvestre debe estar en su hábitat natural y no en casas, ya que requiere de una alimentación especial que solo su madre puede brindarle, sobre todo en los primeros meses de vida. Al ser separada la cría, en la mayoría de los casos muere.
Las guacamayas se encuentran en las instalaciones de la CVC en Tuluá, pero serán trasladadas al Centro de Atención Veterinaria de la CVC en Palmira para continuar su proceso de recuperación. Dependiendo de su mejoría, se definirá si pueden ser liberadas en su hábitat natural.
Fuente: CVC