Granjas urbanas podrían solucionar problemas de hambre en el Distrito de Aguablanca

Foto USC

Por medio de la agricultura urbana y la educación en hábitos de alimentación saludables, proyecto de la Universidad Santiago de Cali, en alianza con la Universidad del Valle y la Fundación Nacederos, pretende cambiar la vida de decenas de familias del barrio Puertas del Sol I, ubicado en el oriente de la ciudad.

‘Sistemas Hidropónicos en Áreas Marginales Urbanas’, como ha sido denominado, integra saberes multidisciplinarios en ingeniería para optimizar el cultivo de frutas y hortalizas a través de disoluciones minerales en prototipos sostenibles, diseñados con materiales de fácil acceso para la comunidad.

La finca ‘El Edén’, fundada el 24 de diciembre del 2000 por habitantes del sector, se convirtió hace tres años en la huerta piloto de esta iniciativa. Diego Fernando Gutiérrez Velásquez, uno de sus primeros integrantes, cuenta que alrededor de 200 jóvenes consumidores de sustancias psicoactivas y familias desplazadas han trabajado en la que hoy es una “escuela de paz y conciencia ambiental” para las nuevas generaciones.

“Agradecemos a la Santiago porque nos dio un apoyo grande con los cultivos, la huerta ahora tiene una imagen diferente. El 85% de materiales que tenemos en este espacio es reciclado y lo otro son donaciones, por eso trabajamos muy fuerte en la consecución de recursos y la alianza con personas capacitadas, pues en cinco años esperamos ser una escuela”, expresó Diego Gutiérrez, quien ya ha participado en dos cursos de agricultura urbana. 

Compromiso social

Cultivos de lechuga y espinaca ya se evidencian en la primera fase del proyecto.

El doctor en Ingeniería con énfasis en Ingeniería Sanitaria y Ambiental, y vicerrector académico de la USC, Jorge Antonio Silva Leal, es uno de los investigadores principales de esta iniciativa. Al respecto comenta que se proyecta como una fuente de productividad para familias que han sido desplazadas de las zonas rurales a consecuencia del conflicto armado.

“La idea del proyecto surgió para que las personas víctimas de la violencia se incorporaran a las dinámicas de la ciudad. En esa medida, aprovechamos sus saberes en agricultura tradicional y les sumamos principios hidráulicos de recirculación del agua y paneles solares, pues no contaban con energía eléctrica”, destacó.

Por otro lado la investigadora Diana Carolina Vanegas Gamboa, doctora en Ingeniería Agrícola y Biológica, y profesora de la Escuela de Ingeniería de Alimentos de UniValle, comentó sobre la importancia poner en práctica los saberes de la academia que “se busca generar un impacto social grande, por ello trabajamos con los más vulnerables; la idea es utilizar el espacio como plataforma de educación en agricultura urbana y temáticas de seguridad y soberanía alimentaria.

A la fecha ya se han realizado en el terreno trabajos de construcción de invernaderos y estructura de los cultivos hidropónicos, se han adelantado estudios de clima y origen de plantas a sembrar y ya se inició la primer producción de lechuga y espinaca. Alexandra Herrera y Angie Vanesa Cabal son las dos estudiantes encargadas de monitorear el proceso de crecimiento y frente al estado actual explican:

“Los cuatro sistemas de unidades productivas tienen un funcionamiento sencillo: obtenemos nutrientes de un lixiviado de lombriz y los adicionamos directamente la raíz de las plantas a través del agua, optimizando la forma de cultivo y el espacio, pues las estructuras son verticales. En un mes esperamos ya tener los primeros resultados y esperamos que después se puedan sembrar productos como el fríjol e incluso fresas”, concluyeron.

Sostenibilidad y progreso

La Universidad Santiago de Cali ha presentado su informe de sostenibilidad a la Organización de Naciones Unidas periódicamente por los últimos siete años, haciendo hincapié en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Uno de ellos es el hambre, por ello esta iniciativa se proyecta como bandera institucional: “este es un proyecto piloto, queremos trabajar con la comunidad y esto implica ir más más allá de un trabajo de grado o una investigación, porque aquí no solamente estamos en el proceso de cómo pueden cultivar, sino que es importante la parte educativa, pues nos visitan muchos niños y adultos que después podrán replicar estos cultivos en sus casas y así contribuimos acabar con el hambre en la periferia caleña”, afirmó el director de Extensión y Proyección Social USC, Jorge Eliécer Garcerá.

Opinión que comparte la trabajadora social y representante legal de la Fundación Nacederos, María Helena Moreno, quien agradece a la Universidad Santiago de Cali el acompañamiento, “las universidades son vitales en los proceso sociales porque nos permiten contar con la visión investigativa de los estudiantes. La idea es que el conocimiento se replique para mejorar las condiciones de vida y el entorno social de las poblaciones menos favorecidas”.

La Fundación Nacederos nació hace 22 años en el barrio Mojica y además del programa ‘Huertas pal’ Barrio’, también dicta clases de culinaria ancestral y principios de economía solidaria.

Fuente: David Guerrero Rivera / Unidad de Comunicación USC

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