Regresó a sus raíces para compartir su experiencia con los bailarines de las compañías de ballet y danza contemporánea de Incolballet.
Su reto será posicionar la institución en el ámbito internacional y generar nuevos espacios a partir de la creación.
Tiene 33 años, su carrera profesional está vigente, pero consideró que había llegado el momento de seguir aprendiendo. “Llevaba muchos años en el mismo ambiente, todavía podía aprender grandes roles en el mundo en el que me movía, pero sentía la sed y la necesidad de crecer en otros aspectos”, confesó el bailarín.
Entendió que la transformación se debía de dar, “tengo cuatro operaciones de rodilla, 120 espectáculos por año en todos los grandes teatros del mundo estrenando roles; se fue creando una especie de yo quiero ser, pero no me dejan; pero al mismo tiempo caí en la duda. Renunciar a lo que tienes ha constado mucho a nivel emocional, suena egocéntrico, pero también he aprendido mucho de eso”, anotó.
Su regreso a Incolballet lo llenó de expectativas; quiere crear un equipo, “unir a las personas que realmente están dispuestas a valorar ese contacto internacional, esa universalidad que se tiene que tener para ese trabajo”.
Considera que la visión del movimiento no es sinónimo de montajes de obras. “Es realmente tomar placer de lo que un bailarín hace; voy a enfocarme para que los artistas desarrollen una expresividad fuerte que es lo que hace falta. Es algo que yo aprendí, que me entregaron y llevo en el corazón; después de haber madurado en una institución que me enseñó todo, pienso que es hora de entregarlo a mi país”, agregó el director artístico de Incolballet.
Por la internacionalización de Incolballet
Está revisando perfiles, en ellos ha encontrado calidad y también algunas dificultades “porque no tienen entrenamiento en el movimiento o en aspectos teatrales que complementan la caracterización de un bailarín. Esas son las cosas que tenemos que empezar a reconocer porque a través del arte no es solo la obra sino la capacidad del actor de habitar en ella. Eso fue una de las cosas que siempre marcó mi personalidad y que permite crear un estilo”
Mientras indica movimientos, corrige posturas, asegura que su reto será “levantar esta casa como una de las más importantes culturalmente de Colombia y de reconocimiento internacional por su calidad de danza”.
Aprendió que sin disciplina no se logran los sueños. Regresó a la institución donde se formó como artista; volvió a recorrer las calles de la urbanización Barranquilla donde están los amigos, los vecinos que lo quieren y siguen.
No duda en decir que está muy contento de realizar esta nueva etapa de su vida, que se da “a través de mi historia personal, de la historia de la institución y se dan en los momentos apropiados para que el arte siga fluyendo”.
Fuente: Bethsabé Castro / Gobernación del Valle