Por Jorge Manrique Grisales
Director de CBN
Cuando Juan David Abadía Mosquera contempló, después de 11 años, el edificio de donde se cayó al vacío comprendió que muchas cosas habían cambiado en su vida. Hoy habla pausadamente y se mueve como venciendo la resistencia del agua en una piscina. El día del accidente se fracturó el fémur y la cadera en varias partes, su bazo se estalló y sufrió una severa lesión en la cabeza que comprometió su cerebro. Los médicos les dijeron a sus papás que si salía vivo de esa sería un vegetal por el resto de su vida.
Una cosa si no cambió después de caer de un cuarto piso: su risa, esa misma, que lo acompañó aquel día cuando en 2005 jugaba con un amigo en el hotel, después de haberle dicho a sus papás que no quería ir al supermercado con ellos.
Desde el corredor del cuarto piso le lanzaba hielos a su amigo que se encontraba en el tercero. Para hacerlo tenía que pararse en la baranda de concreto del corredor. En un momento perdió el equilibrio y quedó colgando. Su amigo subió rápidamente a auxiliarlo, pero sus manos no resistieron y cayó al vacío. “No recuerdo nada… Lo único que veía era una luz rodeada de oscuridad… Lo mismo que ven los que se van a morir”, recuerda hoy.
Cirugías en Barranquilla, un coma inducido, traslado en avión ambulancia a Cali, más cirugías y mucha incertidumbre rodearon la existencia de Juan David, un adolescente de trece años que por aquel entonces se había ido de vacaciones con sus padres.
Un remedio infalible
Como después en un sueño largo y azaroso, veía cómo le cambiaban su pañal, le daban comida líquida y lo llevaban de un lado para otro en una silla de ruedas. Perdió el habla y su comunicación únicamente estaba en función de sus necesidades básicas. Pero su arma secreta seguía ahí, guardada en su espíritu, hasta el día que un amigo del colegio lo fue a visitar y le echó el siguiente chiste: “una gomita se comió otra gomita y se gomitó”… Como un huracán interno la risa salió de su escondite y sacudió sus cuerdas vocales generando una sonora carcajada… Todos corrieron a ver qué pasaba y lo encontraron riéndose como lo había hecho toda la vida. Ante el resultado de este infalible remedio, sus papás llamaron a los amigos de Juan David para que lo siguieran visitando pero con la condición de llevar chistes.
Otro día sucedió una cosa espectacular. Un amigo le echó el siguiente chiste: “¿Qué le dijo un árbol a otro?”… Después de unos segundos de expectativa, vino la respuesta: “nos dejaron plantados”. Juan David soltó una gran carcajada pero enseguida dijo con voz pausada: “qué chiste tan bobo”, nuevamente todos corrieron al cuarto… Había ocurrido otro milagro: el muchacho había recuperado el habla.
Venciendo oposiciones
A Juan David siempre se le verá al filo del desafío. Un día se sintió en forma para volver al colegio y sus papás lo apoyaron. Los directivos de la institución educativa le designaron dos “secretarios” que lo llevaban al baño en la silla de ruedas. Cuando las clases se volvían tediosas, los “secretarios”, le decían: “Listo David, vamos para el baño”, pero él los miraba extrañado. “Pero es que yo no tengo ganas”, les decía. “La cosa era que ir al baño era la disculpa perfecta para capar clase”, recuerda entre risas.
Pero comenzaron los desafíos en lo académico. Su motricidad era lenta y siempre necesitó de sus “secretarios” para que le tomaran los apuntes en clase. Un día, una profesora le pidió la reseña de un libro. Con mucha dificultad realizó el trabajo en computador. Cuando lo entregó, la docente le dijo que el trabajo era a mano y así no se lo podía recibir. Volvió a su casa y venciendo las dificultades para hacer que el lapicero escribiera las letras, tardó diez horas en hacer la tarea tal como la había pedido la profesora. Al día siguiente la entregó de nuevo, pero entonces su profesora le dijo que ya había cerrado notas. Perdió la materia y sus padres decidieron sacarlo de ese colegio a pesar de las súplicas de Juan David para que no lo separaran de sus amigos.
Sin embargo, el cambio fue altamente positivo. En el Colegio Montessori de Cali, conoció la inclusión, la tolerancia y nuevos amigos que en otros ambientes serían vistos como “especiales”: niños autistas, con Síndrome de Down o alguna discapacidad física o cognitiva. Allí lo recibieron a repetir octavo, como todos imaginaban, pero de una vez, por sus capacidades y ganas de salir adelante, lo instalaron en décimo. “Recibí diplomas por mejor amigo, por mi desempeño en inglés, por superación, por responsable… En fin vivían felicitándome”, señala.
De la estadística y otros demonios
La Psicología fue su proyecto profesional. Se inscribió en la Javeriana y con la ayuda de un monitor comenzó la nueva ruta venciendo, como siempre, obstáculos. El primero de ellos, cuando le suspendieron el monitor en quinto semestre. “Daniel, mi monitor, me ayudaba a estudiar y me explicaba muy bien las cosas para que yo las entendiera… Iba a mi casa y trabajábamos juntos”, recuerda.
Luego apareció la asignatura de Estadística I. “Nunca fui bueno para los números y a eso se sumaba que en los exámenes yo escribía muy despacio y apenas alcanzaba a contestar la mitad… Por supuesto me tocó repetir. Luego tuve que ver Estadística II y también la perdí a pesar que me habían designado una monitora para que me ayudara a escribir en el examen, pero la profesora consideró que la monitora sabía mucha estadística y la despachó antes de comenzar el examen… Volví a perder y me tocó repetir de nuevo”, indica.
Juan David también sufrió el dolor de perder una materia en 2.9. Sin embargo, perseveró, repitió y terminó de cursar todo el pensum. “Hoy estoy metido en otro demonio que se llama trabajo de grado, pero ahí voy”, dice entre risas.
Nace Juan Vidam
Un día, un amigo egresado de Comunicación de la Javeriana lo invitó a que presentaran un proyecto al centro de emprendimiento de la Javeriana, Campus Nova. Su amigo habló todo el tiempo, pero Juan David no tenía muy claro qué era lo que iba a hacer en la nueva empresa.
Por aquella época, Juan David había empezado a visitar a personas enfermas, con discapacidad o que hubieran sufrido accidentes y estuvieran en fase de recuperación. Sentía la necesidad de sembrar esperanza. En este punto recuerda que un día le dijo a Daniel, su monitor en la Javeriana, que lo que más deseaba era hacer feliz a mucha gente. Curiosamente su propia vida comenzó a convertirse en la partitura para tocar la sinfonía de la felicidad. De eso se dio cuenta Lina Quintero, una comunicadora de Campus Nova que lo fue encaminando hacia una empresa en la que él mismo era el modelo de negocio. Así nació Juan Vidam.
Recordó que un día fue a la Javeriana con el propósito de acompañar a los emprendedores durante una visita que realizarían varias personas a las nacientes empresas. Se ubicó al pie de un pendón de un compañero y muchos le preguntaban que si esa era la empresa suya. “Yo les decía que esa no era mi empresa y comencé a explicar que mi empresa se encargaba de dar conferencias y acompañar a personas con problemas físicos o enfermedades terminales, entonces me preguntaban que si tenía tarjetas y yo les decía que no, pero les prestaba un lapicero para que apuntaran por detrás de las tarjetas de otros mi nombre y mi número. Otros me preguntaban que dónde estaba mi empresa y yo les decía que en mi computador. En un momento monté cuatro diapositivas y con eso me defendí”, dice en medio de su infaltable risa.
Juan Vidam ha dictado conferencias y continúa con su rutina de acompañar a personas que se recuperan de accidentes graves. “Trabajé con una muchacha que se accidentó en un carro y no quería volverse a parar de una silla de ruedas. Un día le dije: ‘la otra semana que vuelva quiero verte en el caminador’. Ella lo hizo. Cuando volví, la vi en el caminador y entonces le enseñé a bailar con ese aparato, pues yo ya lo había hecho cuando me estaba recuperando. Nos reímos mucho”, recuerda con una gran sonrisa en su rostro.
Juan David Abadía Mosquera vive pausadamente la vida e invita a los demás a hacer lo mismo. Ha asumido con mucha responsabilidad su proyecto de vida. Lleva poco con su empresa pero tiene claro que la mitad de lo que gane lo va a destinar a obras sociales, a ayudar a los demás. La risa es gratis pues él es el señor de la risa.
31 comentarios en «El señor de la risa que invita a vivir pausadamente»
Juan David eres un verdadero campeón de la vida y tu historia es increíble Dios te ha regalado muchas bendiciones y estás dispuesto a compartirlas alegre y pausadamente. Te deseo muchos exitos con Juan Vidam. Te respeto y te admiro.
Siento orgullo de ti. Y después de conocer tu historia quedo mas convencido de que los milagros si, existen. Y no me cabe la menor duda de que Dios tiene un propósito muy grande con tigo y me llena de un gozo muy grande e ver que tú estás siguiendo con convicción dicho propósito.
No desmayes, continua perseverando que la meta está cerca.
Muy emocionada de leer esta cronica que en resumen recupera los momentos trascendentales que han hecho de tu vida una historia encantadora. Me siento muy feliz de hacer parte de un pedacito de este emprendimiento; estoy segura que aun no has visto nada de lo que puedes lograr. Mis mejores deseos Juan. «Lo imposible solo tarda un poco mas» JDAM.
Qué buen artículo. Se puede dar uno una idea de quién es JuanVidam.
Felicitaciones Juan D. Eres un gran ejemplo para todos. Dios te ilumine y te guie en ese camino. Gracias por existir y compartir tus logros.
Que este testimonio e historia de vida nos sirva para reflexionar que nosotros no padecemos de ninguna discapacidad y aún así, muchos, no vivimos contentos o no demostramos una sonrisa como Juan David, un luchador y un gran ejemplo de vida. A veces debemos pensar más en lo que ya tenemos que en lo que nos hace falta.
Considero que es una historia bastante motivadora, ya que a pesar de los problemas a los que se enfrentó Juan David, su sonrisa y sus ganas de seguir viviendo fueron las artífices de que hoy él esté con vida y ayudando a otras personas. Además de la historia, la forma en la que es presentada logra tocar fibras emotivas importantes y recoge la información más relevante de esta experiencia. Muchas Gracias.
Un ejemplo de perseverancia y determinación. un gran modelo a seguir para todas las personas.
Una gran historia, un gran personaje y gran acto por compartir los acontecimiento que marcaron la vida de Juan David, deja claro que es un guerrero e inspiración para muchos.
Una historia de superación muy impactante. Muchas veces buscamos historias de estas en películas sin saber que también en nuestro entorno ,e incluso en nuestra universidad, existen personas que han logrado mantener su fortaleza interior pese a la circunstancia adversa. Definitivamente un modelo a seguir, no solo por lo que fue su recuperación sino por lo que sigue haciendo hoy en día.
Es enriquecedor encontrarse con una historia, que conocí siendo más pequeña. No tuve más que chismes de pasillo para saber lo que había sucedido con su accidente, o lo poco que veía que pasaba en el colegio.
Juan David, es mayor que yo, por lo que no sabía lo que realmente aconteció. Leer esta historia, me permitió entender lo que le sucedió y me encuentro con muchas emociones al saber que el colegio del que los dos hacíamos parte, no lo apoyó como yo hubiera esperado, pero a la vez me emociona mucho saber que está bien y que ahora ayuda a otros gracias a su experiencia.
Es admirable esta historia de vida.
Es importante resaltar la determinación y la capacidad que tiene esta persona para sobreponerse a las dificultades que la vida le presenta.
Una historia digna de admirar.
Me siento muy relacionada con la vida del personaje, porque tuve un familiar muy cercano que tuvo un accidente y también perdió la voz. Me genera mucha conmoción porque del mismo modo, esta revivió en un momento de risas.
Es una persona digna de admirar por la valentía que existe en su corazón y la determinación con la que decidió afrontar lo que la vida le puso en su camino.
La historia de vida de Juan D. es admirable por su perseverancia en cada dificultad que se le presentaba. Un artículo muy agradable para leer
La entrevista presenta una fácil lectura, me parece excelente la linea de tiempo en referencia al colegio y la universidad. Además, que el personaje presenta una riqueza en cuanto a interés.
Es leer la historia de un fénix. Un relato inspirador perfecto para hacerlo audiovisual.
Qué lindo ver que aún hay personas con el deseo de salir adelante y poder ayudar a otras. Gracias por compartir historias tan motivadoras como esta.
Considero que es un relato ameno de leer y comparte información acerca de la persona entrevistada desde una perspectiva narrada por el escritor. Es una entrevista a modo de crónica que refleja la experiencia de una persona y evidencia los retos por los que tuvo que pasar para ser quien es hoy. Además, a partir de ello emprendió con el objetivo de ayudar a los demás. Su historia genera un interés en el lector.
Que bonito que existan personas de esta dimensión, que a pesar de las dificultades deciden pararse frente a la vida y continuar luchando. Este tipo de situaciones que muchas personas viven, no deben convertirse en tragedia sino en banderas de fortaleza.
Bonito ver que todavía existen quienes aprecian la vida y le dan un sentido tan lindo como el que le da Juan David.
Es una historia que vale la pena leer, que te da inspiración y te mocita a seguir adelante.
Está muy interesante. Resalto tanto la historia de vida y la narración. Me conecta.
Me gusta mucho el relato, es una hermosa historia de vida con una gran carga de esperanza.
Es una historia bastante inspiradora. Es una de esas cosas que te hacen recordar el valor de la vida. Deberían existir más personas como Juan David, motivado a seguir adelante a pesar de los obstáculos y empeñado a ayudar a los demás por el resto de su vida.
Es una historia muy linda y Juan David, un ejemplo de vida. Nos demuestra que todo es posible siempre y cuando tengamos las ganas y la disposición de lograr lo que nos propongamos. En su vida también refleja que la discapacidad solo esta en la mente y que llevando la vida pausadamente y a través de risas, todo es posible.
Excelente!! Realmente me gustó mucho lo que aquí se cuenta, me imaginé cada parte que iba leyendo.
Es una historia muy inspiradora y todo un ejemplo a seguir.
Algunas decisiones nos cambian la vida para bien o para mal. Aquel accidente le quitó mucho de vida, y él se recuperó. Todavía hay muchas otras personas que se resisten. Necesitamos más personas como él, para que le den un impulso a aquellos que se resisten a mejorar.
Allí está Dios, demostrando su poder. Un hermoso testimonio de vida, donde se demuestra una vez más, que querer es poder. Dios nunca nos dijo que la vida iba a ser fácil, sólo nos dijo, que allí iba a estar Él. Que lindo es ver como Papá Dios nos regala el Don de la alegría para poder sobrellevar los pequeños inconvenientes de la vida
Gracias por compartirnos tu opinión Eduardo.