Sociedad de Mejoras Públicas, una casa con historia

Lina Margarita Williams Franco. La Sociedad de Mejoras Públicas de Cali (SMP), fue fundada en 1904 cuando Cali era un municipio de la Gobernación de Popayán, lo que la convierte en la institución más antigua de la ciudad. Desde 1937 dicha organización está ubicada en la carrera 4 No. 6-76, la única casa del siglo XVIII, esquinera y de una planta que cuenta la historia de la capital vallecaucana.

El señor Nicolás Ramos Gómez, de 89 años de edad y presidente de la Junta Directiva de la SMP, narra que la Cali del año 1900, tenía una población de 12.126 habitantes, época en que la ciudad se encontraba dividida en Vallano (zonas planas y calurosas) y Altozano o empedrado (barrios frescos).

En el Altozano cabían por manzana entre seis u ocho casas, cada una con 1.500 o 1.800 metros de extensión. Las casas esquineras tenían entrada por el zaguán, con un contra portón para que las personas no llegaran directamente a la sala sino al patio de la casa, o por el solar de los caballos que tenía un piso empedrado para evitar que los equinos dañaran el ladrillo.

Recuerda también que a las siete de la mañana llamaban a la puerta para entregar la leche y con ésta el mercado. “Eran ciudades de campesinos, los personajes que había eran el sacerdote, el sastre, el herrero, el abogado, el médico y el boticario, que eran quienes preparaban las medicinas de acuerdo con las especificaciones médicas – y agrega – las boticas eran algo muy ordenado porque en los estantes estaban cada uno de las esencias. Ya después aparecieron ingenieros, que en realidad eran maestros constructores”, concluye.

Una casa contemporánea aunque no esquinera, es la de Hernán Martínez Satizábal original desde 1856 y conservada en un 90 o 95 por ciento, ubicada cerca a la Sociedad de Mejoras Públicas, que a diferencia de ésta, tiene las paredes originales pero a lo largo del tiempo, ha tenido varias modificaciones, como su nombre, pues antes era conocida como Sociedad de Ornato y Mejoras Públicas.

El señor Ramos Gómez afirma que “cometimos pecados imperdonables como destruir el Convento de San Agustín y hacer de gran parte del centro histórico de la ciudad parqueaderos color boñiga”; pero rescata que aún exista en el Colegio de Misiones de San Joaquín, lo que hoy se conoce como El Convento de San Francisco, fundado en 1757 por el padre Fernando de Jesús Larrea, provincial de los franciscanos.

Cabe resaltar que en el siglo XIX, las casas eran solariegas y como dato adicional, nos contó don Nicolás que en acuerdo con el alcalde de la ciudad, se va a recuperar el solar de aquella casa en la que velar por las mejoras de una Cali que aunque no se conserva vieja, sigue dando de qué hablar y el objetivo es que tanto propios como visitantes vean y conozcan de cerca una tradición que no se deja vencer.