Avenida Colombia con calle 9 – año 1967 aproximadamente / Foto Nostalgias de Santiago de Cali (Facebook)
Álvaro Burgos, en una edición especial del Periódico El País, titulada «Así es Cali», nos regala la historia de la ciudad desde sus comienzos, con el aporte del ya fallecido historiador Germán Patiño Ossa. Bajo el nombre de Rasgos Urbanos de Cali, De la perplejidad al civismo, nos transporta desde comienzos del siglo XX hasta la Cali con la que vibramos hoy en día.
Reproducimos a continuación el mencionado texto en tres episodios:
En los primeros días de 1900, Cali era una aldea pastoril, artesanal, de 30.740 habitantes , contados por el prefecto, que carecían de acueducto metálico y debían tomar el agua de las pilas públicas, como las del Crespo, El Peñón, Santa Rosa y del Rey, en el centro; y se alumbraban con bujías estáticas y velas de sebo que encendían en las noches invernales con cerillas fosfóricas.
En 1903 el invierno fue tan intenso que ‘el río Cauca ha inundado grandes extensiones de terreno y destruido considerables plantíos, y en su impetuosa corriente se han ahogado varias personas’, según informaba alarmada la prensa de entonces, en periódicos como El Ferrocarril, El Día, Correo del Cauca y La Opinión.
Los vecinos se reunían sábados y domingos en la Plaza Mayor, hoy Parque de Cayzedo, para escuchar mazurcas, bailar polcas y tararear bambucos. Al igual que sus antepasados españoles, los caleños se divertían desde el siglo XVI con corridas de toros y riñas de gallos. Las corridas de toros se celebraban desde 1892 en un coso para tres mil espectadores, que tenía cincuenta palcos altos, en cercanías del Paseo Bolívar.
La ciudad se dividía entre El Empedrado (los frescos barrios de altozano pegados a los cerros) y El Vallano (el resto pobre de la ciudad que ocupaba las zonas plana y calurosa). En 1910, el perímetro urbano lo marcaban la colina de San Antonio y el colonial sector de La Merced (conservado apenas a retazos); por el oeste el Granada y Centenario; por el oriente Santa Rosa, y por el norte San Nicolás.
Allí la ciudad tuvo su enclave hasta bien entrados los años veinte. Entonces la rodeaban, hacia el sur, haciendas como Cañaveralejo, La Chanca, El Limonar, Valle de la Ferreira, Meléndez, Pasoancho, San Joaquín, hoy convertidas en barrios residenciales. Por el norte, las haciendas eran Salomia, El Guabito, Menga, Guabinas…»
Burgos intenta meterse en la mente de un niño caleño nacido en la época para recrear a través de sus ojos como «vio pasar a la ciudad de ser un villorrio donde los únicos ruidos extraños eran los de los coches tirados por caballos, en los que se transportaban los caleños» y continúa…
Juanchito a orillas del Río Cauca, cuando la navegación de los barcos a Vapor por el rio reactivaron el comercio en los primeros años del siglo XX – Año aproximado 1915 / Foto Nostalgias de Santiago de Cali (Facebook)
«Recordaría quizás la mañana del 3 de enero de 1906 cuando cinco mil personas asistieron a la zarpa del primer viaje del vapor Sucre, desde el Puente del Comercio, en un intento de restablecer la navegación fluvial en el Cauca, como lo ha contado el historiador Germán Patiño Ossa.
Narraría que en el 1910 se inauguró el tranvía entre Cali y Puerto Mallarino y que una noche de ese mismo año, los pobladores de la urbe vieron encenderse diez bombillas que llenaron de luz la Plaza Mayor: se había puesto en funcionamiento la primera planta hidráulica de 150 kilovatios, por la compañía de Cali Electric Light and Power. También el papa Pio X creó la Diócesis de Santiago de Cali, con lo que se independizaba del centro religioso de Popayán.
Apenas un año antes, en 1909, se había creado el nuevo departamento del Valle del Cauca, y Cali había sido designada su capital.
Si la sorpresa del tranvía de 1910 fue mayúscula, la del primer automóvil de 1913 no lo fue menos. Un auto, marca Reo, de don Jorge Zawadsky, fue el primero en rodar por las calles, entre presumible alboroto de asombro. Nació en la ciudad la primera empresa de teléfonos con cupo para quinientos usuarios. Una conversación telefónica entonces era hecho tan insólito y maravilloso como ver salir agua pura de un grifo en el propio hogar, lo que ocurrió en 1916, por primera vez con el acueducto de San Antonio.
El 12 de enero de 1915 se llevó a cabo la inauguración del Ferrocarril del Pacífico. Para los habitantes era, simplemente, quedar conectada Cali con Nueva York. En efecto, en agosto de 1914 se había dado al servicio el Canal de Panamá con el ferrocarril a Buenaventura, obra colosal concebida desde 1852 por el general Romás Cipriano de Mosquera y se podía viajar sin interrupción Cali-Buenaventura-Panamá-Nueva York.
El mundo había llegado. ‘Cali quedaba comunicada con el resto del mundo’, señaló el historiador Luis Aurelio Ordóñez».
Buenas crónicas del cali que paso.muy interesante.